jueves, 27 de octubre de 2011

Quien vive en aislamiento, y querría, no obstante, de vez en cuando integrarse; quien en razón a los cambios de las horas del día, del clima, de las relaciones profesionales, o de cualquiera al que poder agarrarse, no va a poder aguantar mucho tiempo sin una ventana a la calle. Y lo que sucede con él es que no busca absolutamente nada, y, como hombre cansado que es, pasea su mirada, apoyado contra el antepecho de su ventana, entre la  gente y el cielo y no quiere nada, y tiene la cabeza un poco echada atrás; así y todo, los caballos abajo lo arrastran consigo en su séquito de coches y ruido, y así, finalmente, en la comunidad de los hombres.
Reviso lo poco que tuve de vos y siento que me alcanza.
Cierro los ojos, y al abrirlos descubro que esa no es mi verdad.

Si solía decirte "te quiero", hoy me entra la duda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario